El enfoque interaccionista
A lo largo de la historia han sido muchos los autores que han una de dos posturas: que la personalidad es algo innato o bien que se deriva del aprendizaje. Sin embargo existe una tercera opción, defendida por autores como Mischel, en la que la personalidad es formada por la interacción entre elementos innatos y los fenómenos que vivimos.
Esta postura explora las características de personalidad a través del estudio de la existencia de consistencia de la conducta a través de las situaciones, la estabilidad temporal y la validez predictiva de los rasgos. Las conclusiones indicaron que deberían emplearse otro tipo de categorizaciones diferentes de los rasgos, pues estos no reflejan un modelo predictivo totalmente válido al ser de carácter más innatista. Defiende que resulta más eficiente hablar de competencias, valores, expectativas, constructos y autocontrol.
Otros autores como Allen reflejan que la consistencia puede variar según la persona, así como los valores principales y los aspectos que mejor predicen la conducta. De este modo, los rasgos sí serían consistentes pero solo si se tienen en cuenta aquellos que resultan más relevantes para cada persona
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